martes, 24 de mayo de 2011

"La jota es un acta notarial"

En Jota, de Josetxo Goia-Aribe,será publicado en septiembre pero ha contado con las respetadísimas presencias de los contrabajistas Baldo Martínez y el navarro Javier Colina, reconocidos internacionalmente. También con las de los navarros Javier Olabarrieta en el piano y Arantxa Diez en la voz. Será el próximo 13 de agosto cuando se estrene En Jota en el auditorio del Palacio de Vallesantoro en Sangüesa.

A pesar de los tiempos la creación musical está por encima del soporte en el que se graba.

Un músico, al menos en mi particular Wikipedia, tiene que ser alguien que esté en activo. No quiero caer en planteamientos decimonónicos como puede ocurrir en algunos conservatorios y en el ámbito de la docencia en los que te limitas a enseñar y nada más. El músico tiene que estar en activo, para mostrar, enseñar, decir. Somos una máquina de emociones.

¿Y en lo nuevo por qué la jota?

En mi disco Errimiña del año 2000 ya hice dos jotas, una era también un encargo del Baluarte para el que compuse la Jota Baluarte y la otra se llamó Jota al aire. Y desde entonces era un proyecto que ya llevaba muchos años en mi recámara: quería hacer un discurso sobre la jota. La jota es una marca, un icono de nuestra tierra y con ella quería hacer algo realmente diferente.

¿Ha sido un reto complejo acercar la bravura de la jota a los terrenos del jazz y la improvisación?

La jota es un género que a diferencia de la copla es un acta notarial. Cuando un jotero se pone las manos a la cintura y canta una jota no hay medias tintas ni sutilezas como puede haber en la copla, no hay -artísticamente hablando- ejercicios sibilinos ni seducción. Yo me he retrotraído al tiempo de Raimundo Lanas y el pianista Menéndez, he logrado que participara Arantxa Diez que es la jotera de Tafalla y le he pedido que fuese a su bola para que nosotros le siguiéramos, contrariamente a lo que se hace ahora con la voz que está al servicio de la orquesta, la rondalla...

¿Un esfuerzo en todos los terrenos?

Bueno he tratado de hacer música, armonías, melodías diferentes y siempre con sabor a jota gracias a Arantxa. Soy un neófito de la voz, porque soy saxofonista, pero sí que le he comentado como podía cantar. Hemos descubierto cosas maravillosas, diferentes armonías, cadencias, fraseos, siempre en función de ella. Y cantando de una forma libre. En mi forma de trabajar y para que interpretara con confianza le dije, en broma pero pinchando, "saca a esa gitana que llevas dentro, desparrama la heterodoxia y vete a tu bola".

¿Y la figura de Arantxa Diez, la jotera?

Ha sido fundamental porque ha entendido lo que yo quería. Ha sido la persona e instrumento donde he depositado toda mi imaginaria musical. Me encanta cantar y la gente ya no canta y no espanta su mal. A mi me gusta la jota y no me avergüenza decirlo.

La jota que históricamente ha pasado por muchas fases.

Ha sido un género bastante estigmatizado en la zona media de Navarra. Y eso me molesta. Parto de la base que cuando escucho una jota me emociona. Y en esta Navarra que a veces vive mucho del grupo y la cuadrilla parece que los gustos hay que tenerlos adscritos a cierta ideología estética... A mi me gusta la jota como género ¿y qué? Hay jotas buenas y malas, a veces muy mal cantadas. Creo que habría que hacer algo con la jota. Y mi propuesta ni es mejor ni lo que había antes era malo, simplemente es diferente. Y eso es importante simplemente como motivo de reflexión.

Participa Javier Colina.

Tenemos gran amistad. Es una barbaridad como músico y tiene reconocimiento internacional. Le llamé y ha participado encantado en tres jotas. Y ahora la vida y el destino nos han unido. Entendió perfectamente lo que quería porque es un mundo que ha mamado. También participa el pianista Javier Olabarrieta, profesor del Conservatorio Superior, que ha sido una maravilla, lleno de sensibilidad. Y luego hay que nombrar a Baldo Martinez, un gran contrabajista al que musicalmente se le ha alineado conmigo en la medida que él es a Galicia lo que yo a Navarra.

Y ahora a Madrid con la Orquesta Jamalandruki.

Tiene un sello muy navarro y popular. Y luego con esta expresión Navarra iremos el 30 de julio a clausurar el Festival de Jazz de Manchester. Interesa porque es jazz europeo. Con lo que está cayendo no me puedo quejar. El Café Central es un templo del jazz.

(Artículo tomado de diariodenavarra.es)

No hay comentarios:

Publicar un comentario