Uno de enero, dos de
febrero...Y así, casi sin tiempo para pensarlo más, se celebró este sábado la segunda misa de la ‘escalera’ de san
Fermín, que recuerda que ya solo faltan cinco meses y cinco
días (o ciento cincuenta y cinco días si prefiere contarse de esta manera) para
el comienzo de las fiestas pamplonesas.
A las 19.30 horas de
este sábado, varios cientos de personas atiborraban la capilla del Santo y el resto de la
iglesia de san Lorenzo. Aunque casi no había espacio físico,
durante los primeros minutos de la ceremonia continuaron entrando más y más
personas, que se iban agolpando junto a la puerta.
El sacerdote Francisco Javier Leoz
Ventura fue el encargado de presidir una ceremonia transmedia que pudo seguirse
en todo el mundo gracias a la página web de la parroquia. Leoz aprovechó el mal
tiempo para recordar las palabras del papa Francisco sobre que los cristianos
deben mostrar “caras
alegres” y las hizo propias al pedir que “san Fermín sea siempre un motivo para
no perder la alegría”.
En esa misma línea, y
haciendo referencia a los cerca de ciento cincuenta miembros de asociaciones y
escuelas de jotas navarras, Leoz aseguró que “la jota es un canto de esperanza, al igual que lo es el
amor”. Durante su breve homilía, el sacerdote fue poniendo una
gran cantidad de ejemplos de jotas navarras en las que se habla de san Fermín,
de la Virgen y de Jesús. También animó a que la tradición de la jota perdure en
el tiempo puesto que sus letras “dicen verdades como puños, tanto del cielo
como de la tierra”.
La celebración
comenzó con una procesión de entrada en la que los representantes de muchas
escuelas y asociaciones navarras de jota ofrecieron a san Fermín los emblemas,
estandartes y pañuelos de cada entidad. Fueron cuatro de esos joteros, elegidos
por sorteo, los encargados de llevar al Santo la ofrenda del pañuelo del 2 de
febrero y del “Ya falta menos” simbolizado con un ramo de dos rosas rojas, una
por cada escalón subido en este año.
A lo largo de la
celebración, sobre todo durante el ofertorio y la comunión, cerca de 130 voces
y más de 30 instrumentos convirtieron la capilla en un momento inolvidable para
sus miembros. Durante sus cantos, todo la iglesia permanecía en silencio para
escuchar con atención. Algunos aprovecharon para grabarlos con el móvil y así
poder recordarlo después. Otros no podían contener su emoción y susurraron las
letras de las canciones.
CARGADOS DE EMOCIÓN
La ceremonia sirvió
como homenaje a un total de 21 escuelas y asociaciones de jota navarra por su
contribución a la difusión de la devoción a san Fermín y por ser, además,
“espíritu e identidad de la tierra navarra” y “formar parte integrante de
nuestro folclore y tradiciones”. Entre esas asociaciones y escuelas se encontraban
representantes de Andosilla, Arguedas, Arróniz, Buñuel, Castejón, Corella,
Fitero, Fustiñana, Huarte (Asociación de Amigos de la Jota de Huarte y Escuela
de Jotas), Navarjota, Olite, Pamplona (Escuela Navarra de Jotas, Gracia
Navarra, Irabia, Nobleza Navarra), Pitillas, Tafalla (Escuela de jotas Hermanas
Flamarique), Tudela (escuela de Jotas Carmino Martínez), Vitoria y Voces
Navarras.
Muchos de ellos
comentaban tras la multitudinaria foto que había sido una misa cargada de
emoción, puesto que no recordaban un evento en el que se juntaran personas de
tantas asociaciones distintas para cantar jotas. Por eso, Carolina González, de
la escuela de Tafalla, aseguró que “sería muy bonito que algo así se repitiese
todos los años”. En la misma línea, Jesús Resa Mayor, de la Ronda Jotera de
Arguedas, contó que fue “una experiencia muy bonita, porque todos llevamos las
jotas en la sangre y lo vivimos de una manera especial”. Su primo, Fermín Mayor
Burgui, dijo que se podían imaginar que sería “una experiencia muy bonita” y
que por eso, “apenas nos dijeron, nos apuntamos”.
También Joseba
Montesinos y Laura Moliedro, de la Asociación de Amigos de la Jota de Huarte,
señalaron que habían sentido “mucha emoción, porque no todos los días se puede
cantar delante de san Fermín”. Ion Zabaleta y su hija Nora, de Arróniz,
coincidieron con ellos en la peculiaridad de un evento así.
Después de la misa,
todos los grupos interpretaron tres jotas dedicadas al Santo. La última resumió
muy bien lo que se vivió durante los minutos de sus cantos: “Se oyó en el cielo
una jota”.
Fuente: Diario de Navarra
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